Basta de la Filosofía meramente académica
- Ignacio Podestá
- 4 mar
- 6 Min. de lectura
Por: Podestá Ignacio
Si uno hace un análisis general sobre la opinión de la gente sobre la Filosofía, se encontrará en su mayoría con visiones negativas hacia la disciplina, como también sesgos sobre su eficiencia en la actualidad.
Este pensamiento si se quiere “masificado” no sería más que el producto directo de años de alejamiento de la población por sobre lo exclusivamente académico. En este caso, sería útil recordar o realizar una pequeña restauración histórica por sobre la filosofía y los protagonistas “revolucionarios” dentro de diversos periodos históricos.
La muerte de Sócrates como mártir:
Recordemos la época de Sócrates, en la cual, muchos filósofos del momento y sabios condecorados, fueron críticos sobre la metodología socrática, la famosa “Mayéutica” la cual había generado controversias, pues esta misma (que posteriormente explicaremos en profundidad) tenía como principal característica la enseñanza gratuita y la búsqueda de los conocimientos intrínsecos de uno.
El proceso de la «enseñanza socrática», basado en las preguntas de los profesores y las respuestas de los alumnos, es una metodología educativa aplicada en todas partes del mundo. (...) La mayéutica está inspirada en la teoría de la reminiscencia platónica. Platón creía en la inmortalidad del alma, y afirmaba que el alma humana vagaba en el mundo de las ideas. Y con el nacimiento de una persona, el alma queda aprisionada en el cuerpo físico. Esto produce un trauma y una amnesia. Razón por la cual, la persona ha olvidado todo lo que había aprendido en el mundo de las ideas. Entonces lo que produce la mayéutica sería recordar ese conocimiento oculto. Cuando Platón se refería al conocimiento decía: «sino proviene del mundo exterior, ha de provenir de nosotros mismos». Además, afirmaba que las ideas y los pensamientos eran más importantes que el mundo sensorial, simple y llanamente, porque son estables y constantes. En cambio, los sentidos, acotaba, son engañosos. (Javier Claure C, 2024, párr.3).
Platón nos ha hablado a través de sus Diálogos sobre y por Sócrates, en el cual, sin mencionar explícitamente los métodos, uno puede observar la relevancia de la mayéutica.
El método se encuentra dividido en 2 partes, siendo una la constructiva y posteriormente una negativa, la cual se establece en la “idealización” del oponente para demostrarle después de un cambio abrupto la ignorancia del mismo.
Sin embargo, por más interesante técnica que se desarrolle, o los resultados de la misma, en su momento, esto fue tomado muy negativamente:
Corría el año 399 a.C. cuando el filósofo Sócrates, ya septuagenario, fue llevado a juicio en Atenas, acusado por sus enemigos de un grave delito: impiedad. Conocemos bien el texto de la acusación, que decía así: «Presenta denuncia bajo juramento Meleto, hijo de Meleto, del demo de Pitto, acusando a Sócrates, hijo de Sofronisco, del demo de Alópece: Sócrates comete el delito de no reconocer a los dioses en que cree la ciudad, e introduce nuevas divinidades. También delinque corrompiendo a los jóvenes. Pena solicitada: la muerte». (Carlos García Gual, 2023, párr.1)
La época Ática (480a.c-323a.c) tenía una visión politeista a nivel teológico, inspirados principalmente por las obras de Homero, Hesíodo y otros poetas condecorados.
La visión desde la lógica socrática y lo que posteriormente serían las primeras postulaciones metafísicas de Platón, género en ese momento un quiebre, el cual, se lo acusó a Sócrates de perturbar las mentes más jóvenes en búsqueda de esos conocimientos internos caídos en el olvido, como también fue atacado por parte de otros filósofos por esta enseñanza gratuita.
¿Por qué la relevancia de esta pequeña reconstrucción?
Quiero que quede claro el hecho que, cuando se busca salir de los letargos dogmáticos por tanto la visión cosmogónica desde la fundamentación teológica, como la consciencia de que la importancia del conocimiento es su divulgación sin fines de lucro, siempre el defensor de dicha doctrina, termina pagando hasta con su vida. Claro, no fue solo Sócrates, fueron también por ejemplo Giordano Bruno (aunque en otro contexto).
Lo que quiero que quede aquí plasmado es mi fuerte crítica hacia la visión exclusivamente académica, cerrada y estigmatizada de la filosofía para con la sociedad, el “amor a la sabiduría” en todo su esplendor y en toda disciplina que se lo permita, debe estar difundida para todo público, ya que, el conocimiento adquiere esa denominación cuando se lo puede aplicar en campos prácticos o de carácter teórico, sino ¿para que quiero descubrir si solo deseo guardar de forma egoísta los resultados de una investigación? Sócrates fue el primero que entendió que el carácter natural del ser humano (esa curiosidad innata característica) no puede quedar encasillada en los conocedores, o como posteriormente ocurrió en el Oscurantismo, todo ese conocimiento reservado exclusivamente para el Credo y los conocedores del tema (siendo muy suave con la mención).
La filosofía en los últimos años, fue alejándose de la población por justamente esta visión exclusivamente para los “profesionales” del ámbito, dejando de lado la posibilidad de nuevos conocedores o pensadores no necesariamente legitimados como “filósofos” lo cual me lleva a la siguiente controversia:
¿Se necesita un título de filósofo para ser caracterizado como uno?
Es común reclamar un especialista siempre que se quiere tratar temas de medicina, física, arquitectura o ingeniería. (...) Pero ése es precisamente el caso de la filosofía: cualquiera se atreve a hablar de temas filosóficos. Hasta en algunas tascas -si el ruido lo permite- se escuchan conversaciones profundas sobre el mundo, el sentido de la vida o lo extraño que es que el tiempo pase tan rápido y no se pueda conservar el momento. Por cierto, ¡cuántos no han estado esperando en una estación delante de un reloj, y se han convertido en filósofos!(Jutta Burgraff, 2013, párr.5)
Haciendo mención a una persona muy especial (Prof. Maria Balbuena) ella dejó una frase sentada en una conversación que me parece pilar fundamental para la conclusión de este escrito: “LA FILOSOFÍA ES LA VIDA MISMA”
El acto mismo de ser consciente de la existencia de uno ya es un acto de reflexión de carácter humano, nos da ese margen a que todo lo que analicemos, veamos y juzguemos, ya es filosofía, siendo ese mero hecho de cuestionarnos hasta partes de la cotidianidad, nos convierte en posibles pensadores filosóficos. La filosofía no busca ser una fuente de datos en la cual uno pueda acceder y conocer un concepto a en relación con b, la misma es una herramienta de interpretación de lo que nos rodea, el cómo el mundo lo percibe y cómo nosotros podemos re-percibirlo.
Cualquier intento infructuoso de resolver un problema científico o filosófico, si es un intento honesto y concienzudo, me parece más importante que una discusión de cuestiones como: ‘¿Qué es la ciencia?’ o ‘¿qué es la filosofía?’ Y aún si formuláramos esta última cuestión, como deberíamos, en la forma ligeramente mejorada: ‘¿cuál es el carácter de los problemas filosóficos?’, yo, por lo menos, no me preocuparía mucho por ella; tendría la sensación de que carece de importancia, aun comparada con problemas menores de la filosofía como la cuestión de si toda discusión o toda crítica debe partir siempre de ‘supuestos’ o ‘suposiciones’ que no son en sí mismos discutibles. (Popper, 1991, p.94)
Por algún motivo, muchas instituciones o gente relacionada meramente a ese ámbito académico, tiene esa necesidad (injustificada) de darle esa caracterización desde solo ese campo, siendo que, si alguien “no profesional” logra dar una definición, queda completamente descalificado, como también si alguien tiene el gusto de hacer divulgación sobre esta disciplina, queda también recluido en lo “no filosófico”, y tomemos en cuenta, que la gran mayoría de disciplinas (por no decir todas) a parte de que sus génesis fue en la filosofía, su metodología tiene un carácter meramente filosófico en el campo de investigación que desee, siendo esas preguntas iniciales, la hipótesis, la investigación y posteriormente posibles conclusiones, todas estan intrinsecamente anexadas a la filosofía, dando entonces una problemática, pues, por ejemplo, un astrónomo que por obvias razones tiene un anexo a la problemática filosófica de carácter epistemológico, cosmogónico y cosmológico, no tendría entonces que hablar de filosofía en un trabajo de divulgación, ya que no está especializado en dicha área.
Considero que se debería analizar qué peso tiene realmente el encierro exclusivo de lo académico, siendo que como mencione con anterioridad, el conocimiento para ser considerado como tal, debe tener su divulgación correspondiente para todo público, siendo de carácter moral que todos tengamos acceso a ello.
Es responsabilidad de toda la sociedad, pero más aún de los comunicadores sociales como difusores del conocimiento, (...) asegurar que la información necesaria, suficiente y correcta llegue a la mayor cantidad posible de ciudadanos. Se trata de una responsabilidad compartida, consciente de que los saberes no habrán llegado a su destino último mientras no sean apropiados por la sociedad (...) (INTERCIENCIA, 2008, párr.4)
Como también. dar la posibilidad en el ámbito de la filosofía (y en otras áreas) que si un individuo puede demostrar en base a experiencia y pruebas el conocimiento que dice tener en un área, darle la posibilidad aunque no tenga un título correspondiente. Debemos dar el margen a que si la sociedad desea participar y demuestra su capacidad de conocimiento autodidacta, bienvenido sean, recordemos que, grandes músicos, artistas, escritores o los primeros científicos de la historia, eran aficionados.
Bibliografía:
Asociación Interciencia. (2008). La difusión del conocimiento. SciELO. https://homolog-ve.scielo.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0378-18442008001100002
Burgraff, J. (2013). Cada hombre es un filósofo. Ciencia, razón y fe. Universidad de Navarra. https://www.unav.edu/web/ciencia-razon-y-fe/cada-hombre-es-un-filosofo
Claure C., J. (2024, 21 de junio). La mayéutica de Sócrates: el arte de despertar el conocimiento interior. Nueva Tribuna. https://www.nuevatribuna.es/articulo/sociedad/cultura-mayeutica-socrates-arte-despertar-conocimiento-interior/20240621133509228130.html
García Gual, C. (2023). Cuando Sócrates fue sentenciado a muerte. Historia National Geographic. https://historia.nationalgeographic.com.es/a/juicio-a-socrates_19795
Popper, K. (1991). La naturaleza de los problemas filosóficos y sus raíces en la ciencia. En Conjeturas y refutaciones (pp. 94-97). Paidós.
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