Yayo de oro
- Camila outeda
- 11 nov
- 1 Min. de lectura
Si los abuelos fueran eternos, resurgirían alegrías.
Ellos, con los pies bien al frente, te defienden.
En la familia, ellos son la fuente de energía.
Visitarlos a tomar unos mates,
llevar la torta de ricota como antes.
Prepárate vieja, que chismes tengo bastantes.
Viejo, contame cómo ganabas al póker con As de diamantes.
Cuéntenme lo que sea, pero háganlo.
Sus versiones y maneras quiero resguardar permanente.
Que no quede anécdota que no esté guardada en mi mente.
Ahora soy un oyente, mañana seré el que comente,
influyendo mis experiencias y las suyas
en las generaciones que vienen,
sin omitir la gran marca
que mis abuelos me dejaron patente.

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